¿Es posible que seamos fascinados por el mal? Sí, pero ninguno de nosotros somos forzados a entrar en un ciclo pecaminoso. Tenemos nuestros puntos débiles, he aquí algunos de ellos.
FALTA DE DISCERNIMIENTO
Este elemento nos protege del engaño, de la fascinación o de la seducción. Proverbios 28:11; 19:25; 14:33.
Una persona que sabe discernir, puede reconocer las mentiras contra otros o contra sí mismo. El discernimiento lo da el Espíritu Santo cuando somos sensibles y buscamos su ayuda y dirección, así que tanto la palabra como el Espíritu nos ayudan a discernir las malas intenciones del hombre malo o del hombre sin temor a Dios, del diablo y de las circunstancias que desean seducirnos para pecar contra Dios, los resultados los sufriremos, aunque en arrepentimiento recibimos su perdón.