Cuando uno lee lo que escribió el profeta Isaías sobre el Mesías desde su nacimiento hasta su muerte es sorprendente (Isaías 9; 32:1-5; 53), él vio más allá de su presente y habló de un futuro glorioso, de un nuevo reino bajo el liderazgo de un fiel descendiente del Rey David. Este profeta igual que otros, anunció que este Rey Pastor conduciría al pueblo de Dios a un glorioso futuro como nación y país. Pero Dios tenía ya planeado un Nuevo Pacto. Este se basaría en el Antiguo Pacto para dar al pueblo de Dios mucho más que un simple poder temporal y riqueza material. Sería una nueva clase de abundancia y prosperidad.   

Antes de iniciar su servicio, el Mesías Jesús tendría que ir al desierto para enfrentar la prueba por medio de tentaciones que habían hecho fracasar a su pueblo cuando peregrinaron por el desierto a su salida de Egipto. Fracasos de sus reyes y sus reinos. Así que Él tenía que ir al desierto de Judea para tener un largo tiempo de aislamiento, ayuno y oración. El Evangelio dice “que Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo” (Mateo 4:1).

El verbo tentar según el original Lexicón Griego, lo define como: “Tratar de aprender la naturaleza o el carácter de alguien o de algo sometiéndolo a una prueba minuciosa y extensa”. Así que fue para prepararse espiritualmente para realizar el plan de su Padre y aceptar el desafío. El confirmaría que era el pastor legítimo de Israel al pasar la prueba de las tentaciones; tentaciones que habían destruido a todos los reyes de Israel incluyendo a su antepasado el Rey David, ellos no pudieron superar las tentaciones o pruebas.

Continúa…

Lee Mateo 4:1-11 , Marcos 1:9-12