II. EN LA DISCIPLINA DEL SACRIFICIO GIME POR LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO EN NUESTROS CORAZONES.

El apóstol Pablo escribe a los cristianos de Gálatas: “He sido crucificando con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.” Gálatas 2:20. Como sacrificio vivo debemos voluntariamente someternos a Dios, a su autoridad y a su obra en nuestra vida. Nos dio el Espíritu Santo como ayuda para superar nuestra tendencia de buscar otras cosas e idolatrarlas y nos ayuda a buscar a Dios sinceramente.

“A estos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27). Esto es que nosotros ya conocemos este misterio porque lo creímos y aceptamos que sólo en Cristo Jesús hay vida eterna aquí y después en el cielo. Mucha gente aún no sabe este misterio, se nos ordena por Jesús hacerlo por medio de compartir el evangelio, debemos hacer discípulos para Cristo, enseñar a los creyentes de diferentes edades las verdades que hay en la Biblia la cual es palabra de Dios. Tal ves nunca tengamos un reconocimiento aquí en este mundo de lo que hacemos en favor de otros por amor a Dios el Padre, a Cristo Jesús y al Espíritu Santo. Pero vendrá nuestro reconocimiento en el Tribunal de Cristo Jesús cuando él regrese a esta tierra, cada día que transcurre nos acercamos a este gran evento que sorprenderá al mundo entero, la promesa del  arrebatamiento y después su glorioso regreso, el mundo estará en llamas por la guerra de Armagedón.

Recordemos que El sacrificio se encuentra en la transformación de nuestros corazones. Se expresa en cómo vivimos nuestra vida, cómo respondemos a otros a través de ella, el uso de nuestro tiempo; para algunos queda poco tiempo, hoy estamos, mañana no sabemos. Así que a servir a otros y sobre todo a nuestro maravilloso y glorioso Dios.

Lee Gálatas 2:19-20