Debido A Jesucristo Somos Miembros De La Familia De Dios

Todos los seres humanos son criaturas de Dios, porque Él nos creó, por su voluntad nos formó en el vientre de una mujer, y nacimos pero con una naturaleza caída, porque somos descendientes de Adán y Eva después que pecaron desobedeciendo a Dios.

Todos los seres humanos somos responsables voluntariamente de desobedecer a Dios y eso es pecado, rebeldía y soberbia. Antes de recibir a Jesús como Salvador de nuestra vida no teníamos ningún derecho, ahora somos hijos y “herederos” dice el apóstol Pablo en la carta a los Gálatas 3:26.

Ahora tenemos una posición ventajosa que debe inspirarnos seguridad, porque somos de la familia de Dios y ser parte de esa familia es un gran privilegio. No tenemos porque avergonzarnos cuando alguien nos pregunta sobre nuestra fe, religión o creencia. Debemos sentirnos orgullosos.

El apóstol Pedro escribió en su primera carta (2:9) “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.” El apóstol Pablo quiere hacernos entender a fin de que veamos los méritos de Jesús como Salvador y Señor. Cuando lo recordamos en sus sufrimientos por medio de Su Santa Cena, el pan simbolizando su cuerpo maltratado, herido, traspasado con una lanza asesinado y el vino simbolizando su sangre derramada en esa cruz, no podemos más que darle gracias, porque con su muerte nosotros no seremos condenados por Dios.

Lee Efesios 2:18-22