Pues por medio de él tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu. Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los Santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular. En él todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor. En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu.

Carta del apóstol Pablo a los Efesios 2:18-22

Jesús hablando una vez con sus discípulos les dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí”. Tomar otro camino, es tomar un camino equivocado. Hay un solo camino que nos lleva a Dios el Padre, éste es Jesucristo.

Debido a Cristo ya no somos extraños ante Dios. Textualmente usando una figura de lenguaje el apóstol usa las palabras: “ya no son extraños, ni extranjeros.” El apóstol Pablo toma los dos términos para decirnos que debido a Jesucristo nosotros no estamos en esa condición delante de Dios. 

Debido a Jesucristo somos miembros de la familia de Dios. Esta es la relación que nos da los derechos que no teníamos; las prerrogativas que no teníamos. Por ejemplo, en la carta a los Galatas enviada por el apóstol Pablo dice: “que somos herederos”. Debido a Jesucristo nosotros gozamos de una posición de privilegio, somos parte de la familia de Dios y serlo es un honor y un privilegio.

Todo esto es lo que ha hecho posible Jesucristo. Y eso es lo que el apóstol Pablo quiere que comprendamos; los méritos como Salvador y Señor que tiene Jesucristo los cuales son una maravillosa bendición para nosotros.

Lee Gálatas 3:26-29