El apóstol oraba para que la unidad de la Iglesia se diera por medio de experimentar mutuamente el amor de Cristo, ahora muestra cómo debían andar en la unidad de ese cuerpo. El apóstol Pablo presenta la base de la unidad en el capítulo 4:1-3.

Versículo 1, la conducta de un cristiano seguidor de Cristo concierne tanto a su vida personal, como su responsabilidad hacia otros creyentes.  Versículos 2-3, las actitudes de los creyentes también son importantes.

Pablo enumera tres virtudes que debemos tener:

(1) La humildad, esto es opuesto al orgullo, reconocer quienes somos delante de Dios. El orgullo promueve la desunión y la humildad promueve la unidad.

(2) Segunda virtud: el creyente tiene que ser amable, esto es lo opuesto a la rudeza, a la aspereza; se tiene control sobre las emociones. Una persona que está controlada por Dios se enoja en el momento correcto y justamente. Cristo era humilde, tranquilo (Mateo 11:29), sin embargo se enojó debido a que algunos judíos estaban usando el templo como cueva de ladrones (Mateo 21).

(3) Tercero, los creyentes, dice el apóstol; deben prestar paciencia, es el hombre y la mujer que nunca se rinde, que soporta hasta el final aún en tiempos de adversidad, o en la enfermedad. Es el autocontrol que no se venga.

Las actitudes de:  humildad, amabilidad, y paciencia, fomentan la unidad en el hogar, en el trabajo y en la iglesia. Deben mantener esta unidad “en el vínculo de la paz”. La preocupación por la paz significa que se toleran unos a otros en amor fraternal, aun cuando haya diferencias.

Continúa…

Lee Efesios 4:1-3