“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.”

Carta del apóstol Pablo a los Efesios 2:10

“Así también la fe por si sola, si no tiene obras, esta muerta.”

Carta de Santiago 2:17

“Los hemos animado, consolado y exhortado a llevar una vida digna de Dios, que los llama a su reino y a su gloria.”

Carta del apóstol Pablo a los Tesalonicenses 2:12

Hay muchos versículos en los libros del Nuevo Testamento que expresan que la salvación que Cristo Jesús ofrece afecta más que la vida espiritual o interna de nuestro ser. La razón, el por qué somos salvos por Cristo, no solo es para escapar de la ira venidera de Dios, de la condenación eterna o solo para ir al cielo para disfrutar de vida eterna, estar con Dios y disfrutar de todo lo que Él tiene preparado para nosotros, no es así del todo, sino que también fuimos salvos para hacer buenas obras, no meritorias como enseñan otros para ganarse el purgatorio y después de ser purificados por lo que hagan los familiares de cosas buenas, rezos y otras prácticas aquí en la tierra en su favor, lo cual finalmente les ayudaría a llegar al cielo. No es así. Jesús enseñó que nosotros somos sus siervos en esta tierra para llevar acabo Sus asuntos mientras aguardamos Su regreso a esta tierra, porque esa es su promesa. El consideró la salvación del ser humano como algo que debería afectar a la vida cotidiana y no solo a la vida después de la muerte.

El énfasis de los versículos arriba citados es ese. Fuimos creados por Dios para hacer su voluntad y toda obra buena que haga el ser humano es para gloria y satisfacción de Dios. Y cuando Cristo salva nuestra vida debemos imitarlo haciendo el bien a otros como Él lo hizo. Eso nos lleva al pensamiento, que la salvación afecta más que la vida. Debemos ser agradecidos con Dios y con Cristo el Salvador haciendo buenas obras en favor de otros, una de esas obras principales es compartir el amor de Dios y la salvación de Cristo a nuestro prójimo, familiar, amigo y conocidos.

Lee Efesios 2:4-10