El ponerse de acuerdo en el propósito de las peticiones nos habla de armonía, de interés, de compromiso y de fe, porque uno o dos de los que están conmigo podrán tener más fe que yo, me ayudarán a crecer en ella y cuando llegue la respuesta, la alegría o el gozo será compartida como una bendición, se podrá dar testimonio de lo que se experimentó y de la bendición recibida por estar con otros hermanos en Cristo. Tratar de animar a otros que experimenten una unidad espiritual y resultará para ellos en una agradable bendición por la respuesta a sus peticiones que han hecho de común acuerdo.

Jesús en ciertas ocasiones pidió a Pedro, a Juan y a Andrés que lo acompañaran a orar, porque se acercaban los días de su sufrimiento y sacrificio. Esa última noche que pasó en el huerto de Getsemaní, pidió a sus tres amigos que estuvieran cerca de Él unidos en oración, los tres lo hicieron, estaban a unos pocos metros de Jesús quien de rodillas oraba, pero los tres se durmieron porque estaban cansados y de las actividades del día, pero estuvieron cerca de Él.

Invita a dos o tres amigos o amigas y pide que te apoyen en oración, preséntales tus peticiones para que estén de acuerdo contigo y con fe podrás entregarlas al Padre celestial y Él te responderá, así como los que estén contigo recibirán bendición.  Esa es la promesa de Jesús.

Lee Mateo 26:36-39