La Oración Eficaz culmina en una confianza completa.
Después de haber orado, leemos que Ana se levantó de orar, se despidió del sacerdote Eli se fue, terminó su ayuno, comió y nunca más estuvo triste, ni preocupada (v. 18). Fue a buscar a su esposo para que regresaran a su casa al pueblo de Ramá. Tuvo relación conyugal con su esposo y dice el relato: —que Dios se acordó de ella y Ana concibió (v. 19-20) casi, al año de su oración “dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, pues dijo: “Al Señor se lo pedí.” Samuel significa: oído por Dios. Fue: Sacerdote, profeta y juez de Israel, le correspondió a petición de Dios ungir a dos reyes, a Saúl primero y después a David. Samuel muy amado por su pueblo de generación a generación, respetado y admirado por muchos, aún nosotros debemos admirarlo y conocer su servicio a Dios leyendo sus dos libros que es su historia.
Ana confió su deseo en las manos del Señor, segura que Él le había oído. Cuando oramos de acuerdo con la voluntad de Dios, podemos tener esta misma seguridad. La primera carta del apóstol Juan 5:14,15, declara: “Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.” Cuando oramos con eficacia, nuestra fe crece, nos sentimos diferentes, con esperanza y muy agradecidos, nuestro testimonio ante los nuestros y otros más reciben el estímulo y la invitación de que confíen en Dios depositando todas sus necesidades.
Compartamos nuestra fe en Dios y en Cristo como nuestro Salvador, Él espera que lo hagamos porque hay personas necesitadas de Él.
Lee 1 Samuel 1:17-20