Mientras tanto, el fuego se mantendrá encendido sobre el altar; no deberá apagarse. Cada mañana el sacerdote pondrá más leña sobre el altar, y encima de este colocará el holocausto para quemar en él la grasa del sacrificio de comunión. El fuego sobre el altar no deberá apagarse nunca; siempre deberá estar encendido.

Levíticos 6:12,13
TUS AMIGOS Y CONOCIDOS

Deben ser también nuestra preocupación, tu darás cuentas a Dios de ellos y yo de los míos. El profeta Ezequiel advierte: “Si tú no le hablas al pecador, ni le haces ver su mala conducta, para que siga viviendo, ese pecador morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuántas de su muerte. En cambio, si tu se lo adviertes y el no se arrepiente de su maldad ni de su mala conducta, morirá por causa de su pecado, pero tú habrás salvado tú vida.” (3:18,19)

Si eso fue en el Antiguo Testamento, lo sigue siendo en nuestro tiempo. Nuestros amigos y conocidos  continúan esperando que alguien los ayude en su relación con Dios, tienen algo de conocimiento por la religión que practican, consideran que es ella la que las salvará, pero tú y yo sabemos que no es así, porque sólo en Cristo hay salvación. El apóstol Pedro declaró a una multitud: “De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos…” (Hechos 4:11,12) Este es Jesucristo.

Enciende tu altar y comienza a interceder. Dios nos bendecirá.

Lee Ezequiel 3:18-19