“Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárselo. Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: —Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron ; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron”

Evangelio de Lucas 10:22-24

En los versículos anteriores (1-20) nos narran que después que regresaron los setenta discípulos que fueron enviados a predicar, dieron su informe a Jesús con gran satisfacción que ellos habían sanado enfermos, liberaron a personas poseídas de espíritus malos o demonios, como lo hacía Jesús y les devolvía su propia identidad, los discípulos lograron hacer eso, porque el poder de Dios se manifestaba en ellos.

Jesús se entusiasmó del resultado que habían tenido, diciendo dos cosas importantes:

(1) “Yo veía a Satanas caer del cielo como un rayo”.

(v. 18) (2) “Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo” (v. 20).

Debemos estar seguros, que nuestro nombre ya está registrado en el cielo. Si no lo estás, busca la paz con Dios por medio de un arrepentimiento sincero de tus pecados y serás perdonado confiando en Cristo Jesús quien pagó con su muerte todo lo que hemos hecho mal y entonces tu nombre será registrado en el Libro de la Vida.

Una vez alguien le preguntó al descubridor del cloroformo que libró al mundo del dolor mas que cualquier otro descubrimiento médico. Dr. James Simpson, ¿Cuál es para usted su más grande descubrimiento? Todos esperaban la respuesta, lo cual debería ser “el cloroformo” pero no fue así, el gran médico y descubridor respondió con una sonrisa: “Mi descubrimiento más grandioso fue cuando me di cuenta de que Jesucristo era mi Salvador”. Es lo que Jesús les está diciendo a estos hombres quienes eran creyentes en Él y seguidores o discípulos, “alégrense de que sus nombres están registrados en el cielo” y si Jesús lo está diciendo debemos creerlo. Eso dice el canto antiguo, que todavía cantamos en los funerales: “Cuando allá se pase lista. A mi nombre yo feliz responderé”. ¿Es así contigo?

Continúa…

Lee Lucas 10:1-20