“Después de haber orado Job por sus amigos, el Señor lo hizo prosperar de nuevo…”

Libro de Job 42:10

Job había sufrido largo tiempo, sus hijos habían muerto repentinamente, perdió sus bienes, sus propiedades, su ganado, le alcanzó la enfermedad y la depresión, delante de Dios se justificó que no había pecado en ninguna forma, que se mantenía firme en su fe hacia Él, en su obediencia y lealtad a su voluntad. Esto no les agradó a sus amigos que Job se declarara inocente y justo delante de Dios y de ellos, por lo que expresaron su inconformidad con varios discursos de argumentación donde lo hacían culpable y expresaban sobre Dios lo que ellos consideraban como verdad.

Posteriormente Dios se dirigió a uno de estos amigos de Job llamado Elifaz: “Estoy muy irritado contigo y con tus amigos, porque a diferencia de mi siervo Job, lo que ustedes han dicho de mí no es verdad”. Y le pide a Job que ore por ellos, diciendo: “Yo atenderé tu oración”, para que sus amigos no pasaran vergüenza. Y Dios bendijo a Job, lo sanó y lo prosperó en todo.

¡Cuánto vale la oración de intercesión en favor de otros! y ciertos creyentes en Cristo limitan sus oraciones solamente para ellos, buscando respuesta de Dios en la solución de necesidades y de parientes cercanos. Se olvidan de interceder por sus amigos, compañeros de trabajo y por otros seres humanos, ya la mayoría de estos orantes no reciben lo que piden porque “piden mal”, eso dice Santiago el escritor de su carta. La oración de intercesión es bondadosa porque uno deja de ser egoísta, buscando la bendición de Dios para otros en su salud, en su economía precaria, en su salvación en Cristo y en otros asuntos. Dios siempre recompensará a los que son de bendición a otros por medio de la oración de intercesión. 

Lee Job 42:7-10