Como resultado de nuestra relación con Dios y con su Hijo Jesucristo se debe vivir con piedad, esta es una virtud hermosa que se inspira en el amor a Dios y al prójimo.

(1) Es una devoción sincera de amor y reverencia con un corazón puro hacia el Señor por parte del creyente.

(2) A través de la piedad todos los que lo amamos debemos mostrar nuestra reverencia a Dios.

(3) También una persona piadosa es una persona que actúa mostrando amor, justicia, misericordia y compasión por el prójimo.

El apóstol Pablo menciona que debemos tener esperanza y con expectación esperar el regreso del glorioso Jesús, el Mesías y Dios a esta tierra (v 13), recordándonos “que se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificarnos como pueblo elegido dedicado hacer el bien” (v. 14). Su propósito al pagar tan sangriento costo era salvar y reunir un pueblo santo, apartado. En consecuencia por todo lo que Jesús hizo, el creyente en el que de verdad y sinceramente lo ama y espera su regreso, estará dispuesto a esforzarse y dispuesto para conformar su vida a la voluntad de su amado Señor y Salvador y con esperanza anhela su regreso.

El apóstol Juan expresa: “Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a El, porque lo veremos tal como Él es. Todo el que tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a sí mismo, así como El es puro” (3:2,3).

Lee 1 Juan 3:1-3