Ahora bien, Elías, el de Tisbé de Galaad, fue a decirle al rey Acab: “Tan cierto como que vive el Señor, Dios de Israel, a quien yo sirvo, te juro que no habrá rocío ni lluvia en los próximos años, hasta que yo lo ordene”. Entonces la palabra del Señor vino a Elías y le dio este mensaje: “Sal de aquí hacia al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, al este del Jordan. Beberás agua del arroyo, y yo le ordenaré a los cuervos que te den de comer allí”. Así que Elias se fue al arroyo de Querit al este del Jordán, y allí permaneció, conforme a la palabra del Señor. Por la mañana y por la tarde los cuervos le llevaban pan y carne, y bebía agua del arroyo.

I Reyes 17:1-6

Esta es una historia fascinante de la vida del profeta Elías, el hombre que nunca murió, fue llevado al cielo en un torbellino de fuego (2 Reyes 2:1-18).

Dios protegió a Elías porque con seguridad el rey lo tomaría preso o lo mataría, por profetizar sequía sobre el país, posteriormente la esposa del rey intentó matarlo. Dios proveyó comida al profeta y tomaba agua del arroyo. Hasta que —Las bendiciones se secaron, el agua del arroyo dejó de correr y se secó por la propia oración del profeta de que no lloviera. En nuestra vida, sucede lo mismo en ciertas circunstancias, las bendiciones se agotan, por nuestra propia desobediencia, la disciplina llegará, Dios puede usar lo que nos puede afectar.

Fe audaz  en la provisión de Dios. “Ve a Sarepta” le dijo Dios, ahí encontraría la solución a sus necesidades, Dios usó a una viuda para que proveyera alojamiento y alimentos al profeta Elías. Dios proveyó el aceite, harina para ella, su hijo y para el profeta: (17:7-16).

Nuestra fe, en el plan de Dios para nuestra vida y con obediencia, Dios continuará proveyendo lo necesario para nosotros y para la familia, es un asunto de decisión, de creer lo que Dios promete. El es fiel y es nuestro proveedor. Confía en Dios, él dará la soluciones a tus problemas y necesidades.

Lee el relato 1 de Reyes 17, 18, 19:1-9