Históricamente, la Familia es el primer grupo social que emerge entre los hombres y que contiene en su forma primitiva los gérmenes tanto del Estado como de la Iglesia. Es tanto un bien en sí misma como un medio para promover el bien. Su propósito es (1) físico: engendrar hijos y (2) moral: educar a los individuos para disminuir su individualidad en aras de una unidad superior. Así “la educación no es principalmente tarea de la escuela, o incluso del estado, sino de la familia” (E. Brunner).
La palabra hebrea mispaha “una conexión familiar de individuos”. Llega a significar también clan, tribu o nación (Números 3:15; Jueces 13:2; Amós 3:1,2). En Jueces 6:15 “familia” es elep, es decir mil, (como I Samuel 10:19; Miqueas 5:2). El equivalente más común del Nuevo Testamento es patria (de pater, “Padre”) traducida a veces como “linaje” (Lucas 2:4, que la RVR traduce por familia al igual que en Hechos 3:25 en donde además aparece la idea de parentesco, congénere).
En el Antiguo Israel, la familia era una importante unidad social y administrativa. La ley y la adoración estaban en manos de los “ancianos”, es decir las cabezas de familias, por mucho tiempo después del establecimiento en Canaán. Una mujer se miraba como la posesión absoluta de su marido, de ahí el mohar, “precio de compra”, pagado a su padre (Éxodo 22:17). Ella se valoraba principalmente por la crianza de los hijos ; el fracaso conducía a la práctica de la poligamia y el divorcio. En la creación, aparece una noble Concepción del matrimonio donde se dice que Eva “es la ayuda idónea” para Adán (Génesis 2:18). También la monogamia se deduce de Génesis 2:24 y en la insistencia profética (Ósea) de que Israel es la esposa de Yaveh con exclusión de todas las demás. Para Jesús el Cristo, la familia “fue una base de entrenamiento para grandes sentimientos y de seres (E. F. Scott) y tuvo a la familia como modelo para su nuevo orden como nos muestra el “Padre Nuestro”. Toda la vida de la familia verdadera procede de Dios (Efesios 3:15).
El pastor Dietrich Bonhoeffer, hallándose sentado en una prisión nazi, escribió una vez un sermón de bodas para una sobrina que estaba por casarse y de formar una familia. En el sermón escrito le decía: “El matrimonio es más que simplemente vuestro amor del uno por el otro. Tiene una dignidad y poder más altos, pues es la santa ordenanza de Dios, por medio de la familia Él desea perpetuar la raza humana hasta el fin del tiempo. En vuestro amor os veis solamente a vosotros en el mundo, pero en el matrimonio sois un eslabón en la cadena de las generaciones, que Dios hace venir y pasar a su gloria, y llama a su reino. En vuestro amor solamente veis el cielo de vuestra felicidad, pero en la familia estáis colocados en un puesto de responsabilidad hacia el mundo y la humanidad. Vuestro amor es vuestra posesión privada, pero el matrimonio es más que algo personal – es un estado, un oficio.”