¿A cuántos dioses el hombre ha buscado para encontrar satisfacción? dioses paganos, la ciencia, la tecnología, filosofías, el hedonismo, etc. ¿Pero cuántos de ellos satisfacen la vida espiritual del ser humano? La historia, la mayoría de los hombres y la Biblia responden, ninguno. Hay un Dios no conocido por muchos. En la ciudad de Atenas, el apóstol Pablo se propuso dar razones para incitar a sus oyentes a que lo conocieran, y en toda época del mundo los creyentes en ese Dios no conocido han compartido el conocimiento de Él. 

¿Por qué los hombres tienen sed de Dios?

De ese Dios yo les hablo, expresó Pablo. En toda cultura, en todos los siglos los seres humanos han ponderado la idea de un ser supremo. Los atenienses tenían sed de conocer a ese Dios no conocido y tenían un altar con esta expresión y le rendían pleitesía y le ofrecían ofrendas. La sed de Dios que tiene el ser humano es producto de que somos hechos a su imagen y semejanza, es por eso que Dios no estaba lejos del ser humano, se ha revelado por medio de las cosas creadas, el apóstol dice, “por eso no tienen excusa”.

¿Por qué los hombres en su búsqueda de Dios no han sido saciados?

Porque tienen cegado el entendimiento, por sus vanas filosofías, idolatría y por continuar buscando novedades espirituales. 

Los seres humanos pueden encontrar al verdadero Dios y vivir eternamente. Porque Él es un Dios de poder y de grande misericordia, su amor es incondicional. Gobierna los tiempos y ha puesto en el hombre la sed de eternidad y solamente en su Hijo Jesucristo el hombre puede conocerlo. Y al conocerlo, recibirlo en su vida por fe para tener vida eterna. Todos los seres humanos tienen esta oportunidad de llegar al conocimiento de Dios. 

Lee Hechos de los Apóstoles 17:16-34