EL SALMO 119 es una linda exposición sobre la Palabra de Dios, usando diferentes términos como: mandamientos, preceptos, instrucciones, estatutos, juicios, decretos, etc. El escritor declara: ¡Mi herencia eres tú, Señor! Prometo obedecer tus palabras. De todo corazón busco tu rostro; compadécete de mi conforme a tu promesa.” —119:57-58

El predicador y maestro Dr. Santiago Canclini dice: La Biblia es el libro de la vida. Al hacer esta afirmación damos a la Palabra vida no solo en el sentido sociológico en que intervienen los valores y hechos creados por el hombre, costumbres, ideas o sistemas, sino, y muy principalmente, el sentido biológico en su más alta expresión. La Biblia o Palabra de Dios le ayuda al hombre en sus posibilidades mentales, emocionales y físicas; pero siendo un ser creado a imagen y semejanza de su creador, está la vida espiritual, vida que señala el cenit en la hora de la creación. Vida espiritual cuyo desarrollo máximo sería el que llevará al hombre a la perfección, que no significaría sino la vida de Dios mismo a través de Jesucristo manifestada en Él. La Biblia es el libro que corresponde a este mundo vital. Es el libro de Dios, origen y sustentador de la vida, y es el libro del hombre en quien las necesidades vitales de su existencia deben ser llenadas, desde las manifestaciones más elementales de su cuerpo hasta las superiores del espíritu.

La Biblia es el Libro de la vida por la vitalidad propia de que está dotado.

La  Biblia es el Libro de la vida por la  variedad de su contenido y la riqueza  de sus manifestaciones.

La Biblia es el Libro de la vida por la armonía y unidad de su conjunto.

La Biblia es el Libro que se abre y se cierra con la vida. El Libro de Génesis empieza hablando de la vida que viene de Dios y el Libro de Apocalipsis se cierra presentando la vida en toda su plenitud, la vida suprema y eterna e  Dios por medio de Jesucristo. “En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres.”

Lee Salmo 119:57-64