En cualquier ciudad encontramos monumentos. En algunos casos están dedicados a grandes personajes, héroes, estadistas, científicos, escritores, etc., la gente les guarda respeto y otros reconocimientos.

En el primer Libro del profeta Samuel, capítulo siete, encontramos un monumento que consiste en una sola piedra de buen tamaño a la cual la llamaron Eben Ezer piedra de ayuda. Con el significado para la nación de Israel: “Hasta aquí nos ayudó el Señor”. ¿Qué les recordaba? Alrededor del año 1100 AC, en tiempo de los jueces de Israel, gobernaba el profeta Samuel. El ejército filisteo atacaba frecuentemente a los israelitas. Samuel oró al Señor y le dio la liberación, por eso colocó aquel monumento cerca de la Ciudadela Mizpa, era el recuerdo de la ayuda divina. 

Posiblemente tú estás deseando esa ayuda maravillosa; he aquí lo conveniente.

LA AYUDA DIVINA VIENE CUANDO AMAMOS A DIOS 

Damos por hecho que lo amamos, pero el amor tiene que ser demostrado, primeramente, por medio de nuestra lealtad a Él, sin claudicar en medio de las circunstancias. Demostramos nuestro amor al Señor cuando lo alabamos por lo que Él es y por cada una de sus perfecciones. Lo amamos cuando obedecemos y cumplimos sus mandamientos, su palabra y la ponemos en práctica en nuestra vida diaria. Lo amamos cuando hacemos su voluntad en todas nuestras circunstancias.

Continúa…

Lee 1 Samuel 7:1-12