Dios por su perfecta bondad nos ofrece vida eterna si reconocemos y aceptamos su plan de salvación por la muerte y resurrección de su Hijo Cristo. El desea que regresemos a Él, a su hogar celestial para vivir con Él para siempre, no desea que nadie se pierda, sino que todo ser humano proceda al arrepentimiento y crea en su plan de redención.

Dios por su bondad permitió que la obra de Cristo fuera consumada; después de haber dado pruebas indudables de su resurrección, el Señor Jesucristo ascendió a los cielos, antes prometió a sus seguidores que Dios el Padre enviaría al Consolador para que estuviera con sus seguidores todos los días, el Espíritu Santo, desde entonces su presencia en nosotros es una realidad.

El Espíritu Santo nos ha regenerado, bautizado, santificado, sellado como propiedad de Dios. El da dones o habilidades a los seguidores de Cristo para que sirvan en su iglesia, para compartir de su amor y salvación en favor de otros seres humanos. Es el Espíritu Santo que nos ayuda para hacer más discípulos para Cristo. Él no nos desampara en medio de las pruebas o tribulaciones, es nuestro consuelo, es nuestra ayuda, compañía y nos ilumina a comprender la palabra de Dios. Así como Dios es bondadoso y amable así también debemos ser nosotros con otros semejantes.

Lee Gálatas 5:22-26