“Al ver la estrella, se llenaron de alegría”

Mateo 2:10

La Navidad es un tiempo de gozo. Hay muchas cosas que nos traen alegría. Se rompe toda la monotonía y se transforman en días muy especiales, los niños y los mayores se alegran. Sin embargo, hay muchos que no descubren cuál es el mayor motivo para la alegría de la Navidad. Ese motivo es una persona; Jesucristo, las promesas que se cumplieron en El y las alabanzas que El merece. Debemos estar alegres por la promesa hecha por Dios. A todos nos gusta que nos hagan promesas, pero los demás y nosotros mismos rompemos esas promesas. No ocurre así con Dios. Él había prometido mandar un salvador al mundo y la cumplió en ese glorioso día. La promesa era muy antigua pues ya figura en Génesis 3:15. Cuando el hombre se reveló contra Dios en el Edén. Todo el Antiguo Testamento es un registro de esas promesas. Lo dijo por medio de Moisés, de los profetas y de los salmos.  

Por eso cuando leemos el Nuevo Testamento podemos estar seguros de que leemos la historia del Mesías prometido. En Gálatas 4:4 se nos dice que Cristo vino en “el cumplimiento del tiempo”, en el momento adecuado, el lugar correcto, la cultura debida. Debemos aprender a sentir más entusiasmo ante estas promesas cumplidas. Por ellas la Navidad es un tiempo de gozo.  

No hay nadie comparable al Señor Jesús. Él es el Salvador prometido. El Señor de señores y Rey de reyes, el Redentor, Emmanuel (Dios con nosotros), el príncipe de paz, el consejero admirable y muchos otros títulos que se le dan en las Escrituras. El Señor Jesús es único desde su nacimiento al nacer de una virgen como fue profetizado por Isaías (Isaías 7:14). Dios se hizo hombre en Jesucristo; fue “el Verbo” que se hizo carne (Juan 1:1). “Dios fue manifestado en carne” (1 de Timoteo 3:16).   

Son muchos los motivos para tener gozo en la Navidad, pero la alegría verdadera es saber que Dios cumplió con su promesa y envió al Salvador para que pudiéramos recibir salvación, perdón, comunión y vida eterna. Por lo tanto, alégrate en la persona de Jesucristo tu Salvador y Señor.

Lee Isaías 7:14 , 9:6