“El faraón de Egipto le preguntó a Jacob (Israel) en presencia de su hijo José: ¿Cuántos años tienes?  Ya tengo 130 años – respondió Jacob. Mis años de andar peregrinando de un lado a otro han sido pocos y difíciles, pero no se comparan con los años de peregrinaje de mis antepasados.”

Libro de Génesis 47:8,9

Tú, ¿Cuántos tienes?, a veces no nos agrada que nos hagan esa pregunta, por temor a que frunzan el ceño, nos vean de arriba a abajo, o que nos observen las arrugas y piensen “me está mintiendo, tiene más años”. O que digan: que viejo o vieja se ve. Así que, las apariencias engañan.

Jacob se avergonzó de que no tuviera más años ya que su padre Isaac murió de 180 años de edad y su abuelo Abraham de 175 años, ambos murieron en buena vejez, eso dice el texto sagrado. Entonces nos cohibimos por los años que tenemos, o nos avergonzamos. Una cosa cierta es, no nos vemos como quisiéramos, el tiempo ha hecho estragos en nosotros; además la pésima administración de nuestra vida física, mental, emocional y espiritual que hemos tenido.

La agonía puede llegar sin que tengamos numerosos años, debemos estar agradecidos por los años que Dios nos permite vivir; sean pocos o muchos. Desconozco, pero tu bien lo sabes, cómo has vivido delante de Dios este año 2019 que agoniza, tuvimos la oportunidad de haber sacado provecho a 365 días con sus noches. De haber vivido en paz con Dios, con nosotros mismos y con otros; tienes que reconocer que las cosas no fueron así, porque desperdiciaste oportunidades de haber hecho algo mejor con estas tres instancias. Particularmente con Dios que te da la vida y las oportunidades para vivir en la vida que nos ofrece nuestro Salvador Jesucristo: “Yo he venido para que tengas vida y la tengan en abundancia” (Evangelio de Juan 10:10).

Tienes pocas horas de este año que agoniza, te pido que busques a aquellos con quienes tus relaciones se quebrantaron, pide y otorga el perdón. Sobre todo, perdónate y busquemos al Señor para que por medio de su Hijo nos perdone por las cosas que no hicimos bien o mejor, y por las que por nuestra negligencia no hicimos.

Un año es una nueva oportunidad para buscar la excelencia en todo. ¡FELIZ AÑO NUEVO! Para ti.

Lee Juan 10:9-11