Porque se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.
Evangelio de Juan 4:23
La adoración a Dios es un tema de sumo interés en los que creen en Él y tienen un concepto y una práctica de ser adoradores. No solo lo practican en su hogar, sino que en forma frecuente y disciplinada acuden a un lugar sea un templo, casa de oración o en un auditorio. Les es necesario convivir con otros que hacen lo mismo y en ese compañerismo se dejan conducir por un Director de alabanza para cantarle al Señor Dios todopoderoso, tienen su momento de acción de gracias por su vida, por los beneficios recibidos durante la semana, por la familia, por el trabajo o negocio comercial que tienen y por otros motivos. También delante de Dios consideran sus errores o pecados y buscan el perdón. Reciben con gozo la exposición de la palabra de Dios para conocer la voluntad de Dios en su vida personal haciendo la aplicación en los días sucesivos. Esta aplicación también involucrará a otros para que reciban la bendición y el beneficio de la exhortación, la ayuda o la edificación de la palabra.
Jesucristo el Señor dijo: “que la hora había llegado para tales adoradores que lo hacen en espíritu y verdad porque Dios desea a esos adoradores.” Esto nos enseña que debemos analizar nuestros motivos e intenciones para buscar a Dios en su casa destinada al culto comunitario. Debemos ser congruentes con lo que creemos, practicamos y vivimos respecto a nuestra relación y comunión con Dios. También debemos crecer espiritualmente en esa relación y comunión con Dios y con su Hijo con la ayuda del Espíritu Santo. Manifestar nuestro amor con sinceridad a nuestro Padre Celestial, que Él ya lo manifestó a nosotros en Cristo y continúa amándonos.
Lee Juan 4:21-24