Nuestra forma de vivir en esta tierra depende de una sabia administración en las áreas que la conforma. Veamos en forma breve estas áreas: Educación o área académica, en el pasado para muchos hijos estaba limitado a recursos económicos porque el único proveedor era el padre. Posteriormente la madre comenzó a participar en esta provisión por su trabajo, la siguiente etapa en el pasado y en la actualidad, es que los hijos también participan con algún ingreso al bienestar del hogar, esto ha permitido una mejor educación para los hijos ante múltiples oportunidades, es de entender que, entre mejor economía se logra estar en mejores escuelas, vale enfatizar también, que es necesaria una disciplina para aprovechar el aprendizaje y tener mejores logros. Por falta de una administración del tiempo, recursos económicos en el hogar y falta de disciplina, así como una dependencia en el Señor; traerá como resultado no tener mejores empleos o trabajo y se vivirá con lo indispensable, más no con lo necesario como es el deseo de Dios.
Otra área descuidada en la administración, es nuestra salud. Gastamos mucho dinero en visitas al médico y en medicinas. Dios declaró que ninguna enfermedad vendría sobre sus hijos, siempre y cuando le obedecieran. Lamentablemente casi todos no obedecemos las instrucciones de las Sagradas Escrituras las cuales están en los libros de Levíticos y Deuteronomio, tampoco obedecemos el consejo y orientación de los médicos, muy pocos practican la medicina preventiva, o el consejo de los adultos temerosos de Dios, el resultado: llega la enfermedad a nuestro hogar.
En los sermones que hemos escuchado en este mes de octubre, se nos ha compartido sobre la administración de nuestra espiritualidad. Una fe victoriosa puesta en Cristo, su muerte y resurrección. Usar eficazmente nuestros talentos o capacidades y los dones que Dios nos ha otorgado como un regalo, no sólo para nuestro bien sino para el servir a otros, a la iglesia local y al reino de Dios.
Hay mucho que hacer en el empleo de nuestra vida, esforcémonos en el buen uso de nuestros días, meses y años por venir, salgamos del conformismo y con el favor de Dios vivir en la plenitud de Cristo.
“Se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel” (Pablo a los Corintios 4:2)
Lee Romanos 12:1-8