HAY TRES ASUNTOS en la respuesta de Jesús:

1- Es Un Reino donde los rechazados son recibidos. “Los ciegos ya pueden ver, los paralíticos caminan, los que tienen lepra son limpiados, los sordos ya pueden oír . . .  Estas personas mencionadas en el tiempo de Jesús, eran una carga, muchas veces despreciados, indigentes marginados. La mendicidad es un problema en muchas ciudades del mundo, aquí en nuestra ciudad sucede lo mismo, el sistema de gobierno municipal no hace lo conveniente a darle una solución. En el tiempo de Jesús era el mismo problema. En una sociedad que da poco lugar a los que son considerados de segunda categoría; les llegó la buena noticia de Dios, el amor compasivo de Dios en la persona de Cristo. En una cultura donde la puerta de la oportunidad está cerrada, se abre para ellos por medio de la compasión y la misericordia de Jesús. Mucha fue la gente que se benefició por la sanidad que Jesús impartió, posteriormente fueron los apóstoles, incluyendo a Pablo que ejercieron este ministerio de sanidad y milagros. En un sistema que determina el valor de las personas de acuerdo al dinero que tienen o al salario que reciben, el plan de Jesús es motivo de alegría. Ese mensaje era para Juan, el establecimiento del reino de Dios donde el valor de las personas está a quienes pertenecen a Jesucristo.

2- Jesús miró a los ojos de los discípulos de Juan y les dijo, informen a Juan lo que ustedes están viendo:  “Los muertos resucitan”, Jesús sabía del encarcelamiento de Juan, no ignoraba lo que estaba sucediendo, sabía de su sufrimiento y la soledad que experimentaba. Pero él estaba sacando a ciertas personas del calabozo de la muerte para certificar su ministerio y mesianismo. Eso dice la profecía (Isaías 35:5,6; 42:18; 61:1), desde Adán hasta nosotros a nadie le agrada morir, pero tenemos que pasar por el valle de sombra, Jesús nos ha prometido que cuando él regrese a esta tierra “los muertos en él resucitarán primero”, yo creo en esa promesa y tu también debes creerla. Será maravilloso recobrar nuestro cuerpo resucitado, perfecto, sin defecto alguno.

Continúa…

Lee Mateo 11:4-5