Te aseguro que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. — dijo Jesús.

Evangelio de Juan 3:3

La frase “nacido de nuevo” ha llegado a ser muy conocida. Esta frase viene de una conversación en una noche, entre Jesús el Cristo y un hombre líder de la religión judía, llamado Nicodemo. Este hombre era uno de los 70 mandatarios de Israel y prominente Rabí o Maestro. Vino de noche en plena oscuridad a ver a Jesús para no ser visto por otras personas que con seguridad lo juzgarían y podrían compartir la información. Su prestigio sería afectado y harían sarcasmos de su persona. Pero el hombre tenía inquietud espiritual y deseaba satisfacerla, no encontraba paz y satisfacción en la religión con todo su tradicionalismo y reglamentación, era buena moralmente pero no satisfacía su alma sedienta de Dios. Reconocía que el Rabí de Galilea era un hombre que venía de Dios por las enseñanzas que emanaban de sus labios y la señales que realizaba, como sanar enfermos, milagros asombrosos y su vida era digna de imitarse.

Este es el encuentro: —Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera contigo. La respuesta de Jesús fue amable, pronta y directa: —Te digo la verdad, el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios— El hombre a pesar de sus conocimientos de las Sagradas Escrituras no comprendió. Pensó que era un nacer físicamente de nuevo. Jesús le dijo: —Yo te aseguro que el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. El agua simboliza la palabra de Dios y de Cristo, también se refiere al Espíritu, al que se refiere Jesús es el Espíritu Santo, es él quien transforma o regenera el espíritu del hombre, lo salva, es un nacimiento espiritual.

Así, en Cristo el hombre es transformado internamente, tiene vida eterna, y podrá entrar al reino de Dios, al morir su espíritu llegará al cielo. Mientras tanto, su manera de vivir, su forma de pensar cambia radicalmente.

Nicodemo nació de nuevo y tuvo un nuevo comienzo.  La invitación es para ti:  “tienes que nacer de nuevo” y tendrás un nuevo comienzo en Cristo, y una relación de hijo, con Dios el Padre eterno.

Lee Juan 3:1-15