La iglesia no es una organización, sino más bien un organismo. No se trata tanto de la promoción de programas sino de la salud de las personas. No es un edificio, sino un cuerpo.

Cuando nos sometemos a Dios y servimos juntos en verdadera comunidad, la iglesia es una familia que rodeará a las personas con fortaleza y gracia, a la vez que les señala continuamente hacia la vida abundante en Cristo.

En Juan 14:11-13 Jesús hizo una afirmación interesante y a la vez desconcertante:

“Créanme cuando les digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí; o al menos créanme por las obras mismas. Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.”

Como sus seguidores nosotros haremos las mismas cosas que Jesus hizo. ¡Esa es una tarea monumental! Sin embargo, incluso haremos cosas mayores que esas. ¿MAYORES? ¿Cómo es posible que podamos lograr eso? Individualmente nunca podemos hacer cosas mayores que Jesús sin embargo al igual que aquellos primeros seguidores sobre los que leemos en el libro de Hechos, los cuales trabajaron dando muestras de cooperación y reconocimiento entre sus hermanos y hermanas, nosotros ciertamente podemos lograr obras mayores como iglesia.

Lee Juan 14:11-14 , Efesios 4:11-16