Así Jesús es Dios en forma esencial, inalterable e inmutable, es hombre perfecto con toda la esencia como cualquier hombre pero sin pecado, perfecto. Tu y yo somos pecadores porque recibimos la naturaleza pecaminosa, somos imperfectos, débiles humanos, ante la tentación tenemos una lucha lo hago o no lo hago, a veces caemos y otras veces no. Continuamos con la tendencia de seguir haciendo aquello que no es conveniente para nosotros ni para otros. Tenemos que aferrarnos a Cristo Jesús para ir creciendo en la fe y continuar dependiendo de él y del Espíritu Santo quien comparte con nosotros, cuando se lo pedimos la capacidad de resistencia ante la tentación. 

La Cena del Señor que tomamos frecuentemente es para pecadores arrepentidos de sus pecados pasados y aún presentes, si no has confesado tus pecados recientes no la tomes cuando te inviten en alguna iglesia cristiana a menos que pidas perdón a Dios nuestro Padre antes de tomarla; y al tomarla hazlo en gratitud por el perdón que recibimos de Dios el Padre y la salvación que Cristo nos ha dado.

Lee Filipenses 2:1-15