¿Acaso hay entre los ídolos falsos alguno que pueda hacer llover? Señor y Dios nuestro, ¿acaso no eres tú, y no el cielo mismo, el que manda los aguaceros? Tú has hecho todas estas cosas; por eso esperamos en ti.

Profeta Jeremías 14:22

La lluvia y los aguaceros son gotas de agua que se forman en las nubes y caen del cielo a la tierra en forma constante. Agua líquida transparente o partículas líquidas que están en la lluvia. Según el tamaño de las gotas se califican en: llovizna, lluvia intensa (aguacero), lluvia moderada y chubasco. Las personas, las plantas, campos agrícolas, los animales y las aves beben el aguan porque la necesitan para vivir.

El pueblo de Israel a quien servía el profeta Jeremías, era un pueblo desobediente a los principios, estatutos y mandamientos que Dios les había dado desde el tiempo del líder Moisés, eran infieles para con el verdadero Dios, esta generación como otras los habían desobedecido, no había ni reverencia, ni amor a Dios. A quien a sus antepasados Dios había sacado de la esclavitud egipcia. Esta generación del profeta por creer y adorar a ídolos del paganismo estaban siendo castigados con una tremenda sequía, no había agua para ellos, ni para sus animales, los campos de cultivo se perdían, no había cosecha de sus frutos, aún así no se arrepentían, el profeta Jeremías sufría al ver esta situación de la sequía y de la actitud rebelde del pueblo de Israel, aunque les hizo la advertencia oportunamente. Esta es la razón de que Dios, el Señor y Creador le pregunta al profeta: “¿hay entre los ídolos falsos uno que pueda hacer llover?” El profeta Jeremías responde, reconociendo que Dios el creador es el único que puede hacer llover; no son las nubes que toman la decisión de hacerlo aunque estén cargadas del preciado liquido.

Cuando el pueblo se arrepentía venían las bendiciones de Dios. Él continúa actuando según el proceder del hombre, y lo hace, aunque la mayoría de la gente no se arrepiente de su rebeldía y desobediencia, pero dentro de esta gente hay un pueblo que está distribuido en la mayoría de los países que sí lo obedece con temor y reverencia y lo adora, son todos los seguidores y creyentes en Cristo Jesús el Salvador, por eso Dios es compasivo, continúa bendiciendo a la gente con excepción de los malvados.

A Dios le agrada nuestra obediencia, nuestro proceder; debemos hacerlo, reconocerlo y darle reverencia, la bendición continuará en nuestra vida porque Dios nos ama, no desea disciplinarnos.

Lee Jeremías 14:17-22