“Pero todos los que te busquen se alegren en ti y se regocijen; que los que aman tu salvación digan siempre: ¡Cuan grande es el Señor!”

Salmo 40:16

La alegría, el gozo o el regocijo debería ser un elemento natural y espontáneo en  los seres humanos en todo tiempo, pero no es así; hay situaciones que enajenan a todos, por salud afectada, relaciones quebrantadas, inconformidad con la vida, no ser amado y un sin número de problemas que se presentan en la vida. ¿Como lograr la estabilidad y el gozo del vivir?

El Rey David experimentó los mismos males que nosotros, pero encontró la solución, esto fue: buscar a Dios y la salvación que Él ofrece. Su vida fue transformada de lamentos y de tristeza en risa, en alegría y fue salvo de sus males y de sus enemigos, su alma fue liberada y disfrutó de la compañía de Dios.

Sin Dios y sin su salvación la vida es fastidiosa, aburrida, produciendo insatisfacción e infelicidad. El hombre y la mujer se sienten prisioneros de sí mismos. Y como el poeta decir: “Cómo quisiera tener las alas de una paloma y volar hasta encontrar reposo” (Salmo 55:6-8). El escapar hacia otras regiones o suicidarse no es la solución a evadir la responsabilidad de nosotros mismos. No hay otro camino que buscar a Dios y su salvación y el gozo permanente llegará a tu vida, serás inmensamente feliz en todo, porque Él estará contigo.

No continúes buscando la solución en otras experiencias subliminales o en filosofías huecas y sutilezas, Jesucristo te dice: “Yo soy la puerta el que por mi entraré será salvo” (Juan 10:9). 

Él te está esperando, acude pronto para que experimentes la salvación y recibirás la alegría y el propósito de tu vida.

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