SALMO 6 DE DAVID
La desesperanza es un estado de ánimo, en el que el individuo pierde toda esperanza, pierde la paciencia y su desespero lo conduce al escepticismo, considerando que no hay eficacia en el elemento que se usa para lograr el resultado deseado.
El Rey David estaba en esta lucha de perder su esperanza en ser sanado de su depresión, males físicos y de los problemas que sus enemigos propiciaban contra él. Así como ser sujeto a la disciplina del Señor.
“¡No me reprendas, Señor, en tu ira, no me castigues en tu enojo exaltado!”
“Tenme compasión, Señor, porque desfallezco”
“Sáname, Señor, que un frío de muerte me invade”
“Mi alma está angustiada”
“¿Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?
Es posible que tú hayas estado en la misma situación que David, has perdido tu esperanza en el Señor. Consideras que tus oraciones no son escuchadas; dejas de orar porque crees que no hay eficacia en tus plegarias, o caes en la impaciencia porque el actuar de Dios es lento o creer que se ha olvidado de ti. El ruego es muy necesario y en todos los días y en diferentes horas en el día, por eso David dice en su oración “Vuélvete, Señor y Sálvame la vida, porque en la muerte nadie te recuerda…”
En sus ruegos el salmista lloraba por los dolores físicos que tenía y por la impotencia de su situación. Más el acoso de sus enemigos que eran un verdadero fastidio. Hasta que recibió en el tiempo de Dios la respuesta a sus oraciones.
“El Señor ha escuchado mi llanto, mis ruegos, ha tomado en cuenta mi oración.”
Toma en cuenta, el Señor es fiel a sus hijos y siempre responde según su voluntad, Él es siempre oportuno, debemos esperar con paciencia sin llegar al cansancio de nuestros ruegos. Dios es amor y nos ama, demostrándolo tantas veces en el trayecto de nuestra vida. Es fiel a sus promesas.
– Pastor Orel Ochoa (extraído del libro Meditaciones en los Salmos del Rey David)
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