Confía siempre en él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante él. ¡Dios es nuestro refugio!
Salmo 62:8
Una de las necesidades básicas del ser humano es la comunicación con otros congéneres y lo hacemos frecuentemente o casi a diario; lamentablemente cuando tenemos algún problema, aflicción, angustia, enfermedad o en situación de riesgo casi nunca nos atrevemos a quejarnos con otras personas, a veces ni con la propia familia para no ponerlos en predicamento o que tengan lástima de nosotros. Sí, anhelamos hablar con alguien porque lo necesitamos para recibir una palabra de ánimo o para que consideren nuestra situación.
El salmista y compositor David buscaba a su Dios Hashem (Eterno) para entregarle el asunto o la situación que estaba experimentando porque confiaba que él lo ayudaría, y lo hizo en varias ocasiones; él lo libró de sus enemigos, lo protegió una y otra vez de las persecuciones que sufrió, porque el rey Saúl deseaba asesinarlo. Lo salvó de morir en manos de su propio hijo Absalón, porque deseaba ser el rey de la nación de Israel. Lo sanó de sus enfermedades y lo ayudó en otros males que experimentó a lo largo de su existencia. Por toda esas experiencias nos recomienda diciéndonos: “Confía siempre en Él (en Dios), háblenle en oración con con toda confianza”.
No necesariamente tenemos que estar en graves problemas, enfermos de gravedad o en peligro para acudir a Dios en oración, podemos hacerlo cada día para apoyar a otros que están en situación de riesgo, en problemas difíciles, como una enfermedad incurable, o llevar en oración a nuestros familiares y conocidos que aún no tienen la salvación de su alma. Debemos acudir al Señor nuestro Dios, quien es dador de toda bendición para que nos vaya bien en el trabajo, en el negocio que tengamos, en los estudios académicos o en otras actividades y asuntos que se nos presentan y necesitamos ayuda. Debemos estar consientes que nuestra alma o espíritu desea la comunión con su Creador y Redentor, es una necesidad urgente tener intimidad con Él, porque solo así creceremos en la fe y tener la oportunidad de obedecer los propósitos de Dios.
No escatimemos esfuerzo o inversión de nuestro tiempo para buscar a Dios en oración frecuentemente. Recuerda que como hijo o hija tenemos ese deber y se convertirá en una necesidad cada día. Cuando lo hagas háblale en confianza; Papá Dios te ama y desea intimar contigo.
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