“No se asusten – les dijo el Ángel – a las mujeres – ¿Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado? ¡Ha resucitado! No está aquí, miren el lugar (la tumba) donde le pusieron. Pero vayan a decirles a los discípulos y a Pedro: Él (Jesús) va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, como les dijo”. Temblorosas y desconcertadas, las mujeres (María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé) salieron huyendo del sepulcro.

Evangelio de Marcos 16:1-8

La resurrección de Jesús el Mesías, sorprendió a todos sus seguidores, aunque Él les había dicho en algunas ocasiones que padecería en manos de los líderes religiosos, moriría, pero que al tercer día se levantaría de entre los muertos. Su promesa fue cumplida. Los mismos soldados romanos testificaron del evento sorprendente que había sucedido en el sepulcro: “Mientras las mujeres iban de camino, algunos de los guardias entraron en la ciudad e informaron a los jefes de los sacerdotes de todo lo que había sucedido…” (Evangelio de Mateo 28: 11-15). Las varias apariciones de Jesús a sus seguidores certificaron la realidad de su victoria sobre la muerte, su victoria sobre el pecado y su victoria sobre el diablo el homicida, que usó a los religiosos y a otros para que Jesús sufriera y fuera crucificado.

La resurrección marcó una nueva dimensión para todos sus seguidores de todas las épocas, porque Él fue la primicia; así como Él resucitó, un día nosotros también resucitaremos para estar siempre con Él, cuando venga por segunda vez a esta tierra: “Ciertamente les aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán…” (Evangelio de Juan 5:25-29).

El grito entusiasta del ángel y de sus discípulos fue: ¡RESUCITÓ!, YA NO HAY TEMOR A LA MUERTE. Acepta la promesa de nuestro Salvador y Señor: “… porque yo vivo, también ustedes vivirán” (Evangelio de Juan 14:19).

Lee Marcos 16:1-14