El Señor Dios, hizo un pacto con el pueblo de Israel (Éxodo 34:10), en el que les prometió hacer maravillas como testimonio para ellos de que Él cumple su palabra, y lo hizo, lo cual sorprendió al pueblo de Israel. Respecto al líder Moisés, después que descendió del Monte Sinaí habiendo estado en la presencia de Dios para recibir instrucciones y las tablas de la ley su rostro brillaba y nadie podía verlo porque les lastimaba los ojos, Moisés tenía que cubrir su rostro con un velo y cuando entraba a la presencia de Dios se lo quitaba. ¿Qué aprendemos de este relato en la vida del pueblo de Israel?
Primeramente, aceptar que Dios cumple sus promesas a los que creen en su palabra. En la Biblia encontramos un sin número de promesas de parte de Dios, de las cuales podemos apropiarnos de aquellas que conviene aplicarlas en las circunstancias en la que nos encontremos, pedir en oración a Dios que cumpla su promesa en nuestro favor, si lo creemos lo recibiremos.
Lo segundo que podemos hacer, es buscar estar en la presencia de Dios por medio de la comunión, no solamente para pedirle si no para conocerlo más; Moisés no lo buscaba para pedirle sino para recibir consejo e instrucciones. Buscar a Dios de esa manera, nos indicará lo que debemos hacer porque esa es su voluntad. Si lo hacemos seremos agradables ante el Señor, si no lo hacemos no recibiremos nada de Él de lo que necesitamos.
La tercera cosa que debemos hacer, es procurar vivir en santidad, sin pecado alguno, es la única manera de estar en su presencia, si hay algún pecado en nosotros, antes de todo, debemos confesarlo y pedir perdón por medio de Cristo Jesús nuestro Salvador y mediador, así entonces recibiremos el perdón, nos sentiremos limpios para poder continuar en su presencia para recibir su bendición anhelada, conoceremos su voluntad, la cual es, buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2).
Lee Éxodo 34:10-14