“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.”

A los Romanos 8:28

Desde el mismo principio Dios decidió que los que se acercaran a Él fueran  como su Hijo. Es la meta de todo seguidor de Jesucristo, ser como Jesús en la obediencia, en la fe, en el carácter, en la forma de pensar, servicio, que procedamos como Él en todas circunstancias y viviendo una vida victoriosa frente a la tentación para no pecar contra Dios. El apóstol Pablo nos dice: “Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza es decir, Cristo” (Efesios 4:15). ¿Qué significa crecer? Significa ser como Cristo. Esa es la voluntad de Dios, quiere que maduremos, es un proceso que se conoce como discipulado, dura toda la vida.

Al Espíritu Santo le llevará el resto de tu vida terrena forjar en ti y en mi las características del Hijo de Dios. ¿Cómo hace esto? ¿Cómo me va ayudar a crecer espiritualmente? Primeramente usa su palabra revelada, las Sagradas Escrituras. Por medio de la lectura y el estudio de ella me irá formando. Usa a personas que van delante de mi en el proceso de madurez y crecimiento en Cristo, para que ellos me ayuden, eso es transferencia de vida. Y Dios usará otras cosas, dice el apóstol Pablo a los Romanos 8:28 y su propósito no solamente experimentaremos cosas buenas y agradables, sino experiencias dolorosas, errores y aún pecados accidentales pero no seremos abandonados. Jesus sufrió tentaciones, problemas con otros, consigo mismo de temor en su lucha en Getsemani, experimentó burlas, desprecios y sufrimiento corporal.

Si hemos de crecer para ser semejantes a Él pasaremos por todo lo que Él experimentó pero Dios en su Espíritu estará con nosotros como lo estuvo con su Hijo. Atrévete a ser como Jesucristo.

Lee Romanos 8:28-31