Las obras de la naturaleza pecaminosa se conoce bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismo y envidia; borracheras, orgias, y otras cosas parecidas… El fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio…

Apóstol Pablo a los Gálatas 5:19-23

Hay en la naturaleza una variedad de frutos comestibles y frutos que no. Hay hierbas buenas y hierbas malas. Interesante la advertencia que la propia naturaleza nos da para nuestra seguridad y supervivencia, para ello se necesita conocer o ser advertidos.

En el aspecto espiritual es lo mismo, porque nuestra naturaleza caída o imperfecta es un campo fértil para producir frutos buenos o frutos malos en nuestra vida. El apóstol menciona catorce obras o frutos malos en la persona moral y cristiana de quienes son seguidores de Cristo. La lista es abundante de acciones negativas y reprobables, es conveniente que las observemos detenidamente para recordar cuáles hemos practicado y los resultados que obtuvimos. Así como un fruto venenoso produce una reacción de malestar en el cuerpo físico, sufrimiento, o el riesgo de morir, también en nuestra vida moral y espiritual hay consecuencias, porque Dios es Santo y justo, por lo que Él ha establecido leyes que cuando se desobedecen habrá un resultado que hará sufrir a la persona.                           

El apóstol Pablo también menciona los frutos buenos como resultado de nuestra vida sujeta a Cristo, viviendo en Él, y en el temor de Dios. Menciona el fruto del Espíritu Santo, este fruto, produce 9 características o virtudes, entre ellos: el amor, una linda, maravillosa y útil emoción para expresarlo desde nuestro interior a Dios como Padre, a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, a nuestra familia, amigos y hermanos en la fe. Así como el amor compasivo a nuestro prójimo.

Cada una de estas virtudes son muy prácticas y  son necesarias en nuestra vida diaria, para vivirlas y encontrar en ellas buenos resultados, gran satisfacción: el gozo, la paz, la paciencia para soportar aún a los necios. La amabilidad, la bondad en favor de los que nos necesitan; así como ser fieles a Dios y a quienes nos importan. Ser humildes ante Dios y ante los demás. Finalmente menciona el dominio propio, eso es ser temperantes en todo, moderados en nuestro mejor vivir. Vivamos produciendo buenos frutos.

Lee Gálatas 5:16-26