Si en el día de la aflicción te desanimas, muy limitada es tu fortaleza.
Proverbios 24:10
. . . el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
Nehemías 8:10b
Según Gálatas 5:22 el gozo es fruto del Espíritu Santo. Es producto de la acción del Espíritu Santo y no de situaciones que experimentamos o de personas que nos producen cierta felicidad. Solo en Dios tenemos gozo como lo afirma el apóstol Pablo en segunda de Corintios 12:10. Al escribir “que aún en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que suframos por Cristo, podemos tener gozo.” En el gozo del Señor debemos refugiarnos en la Palabra y permitir que el Espíritu Santo nos dirija a quitar la mirada ante el sufrimiento y fijarla en Cristo reconociendo que él está interesado en nosotros porque él también experimentó como humano los sufrimientos y nos está capacitado a forjar su carácter en nosotros, el cual será más fuerte para enfrentar la adversidad. El nos está enseñando a tener más paciencia, renunciar al yo porque nuestro vivir debe ser Cristo.
Sin embargo, el día de la dificultad, tiempo de angustia o una desgracia llega, el hombre no es capaz de vencerla, ¿cuántos se deprimen hoy?
El cristiano enfrenta la dificultad como los demás individuos, debe de tener una actitud diferente, no siempre es así porque algunos caen en el desánimo y en la desesperación, por el contrario hay otros que enfrentan la desgracia, aún la muerte de un ser querido con esperanza y fe en la voluntad de Dios y rogando por fortaleza para salir de esa prueba o de una tribulación. Lo más importante y necesario ante la aflicción, es tranquilizarnos y pedir ayuda de Dios, teniendo su sabiduría podemos discernir cómo debemos enfrentar la aflicción y tener el gozo espiritual del Espíritu Santo.
Lee Gálatas 5:22-26