Cuando Jesús llamado el Cristo, Hijo de Dios estaba siendo crucificado dijo:

“Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). En esa declaración estamos todos incluidos, todos los seres humanos.

Nuestra Elección. Cada quien elige o escoge. Abel el hijo de Adán y Eva escogió a Dios, y su hermano Caín al diablo. Y Dios lo dejó. Abraham escogió la voluntad de Dios, su sobrino Lot a Sodoma. Y Dios lo dejó. David escoge obedecer a Dios y Saúl escogió el poder. Y Dios lo dejó. Simón Pedro escogió acudir a Jesús en arrepentimiento por su negación y Judas Iscariote escogió el suicidio. Y Dios lo dejó. Los ladrones en la Cruz, uno escoge el paraíso que le ofreció Jesús y el otro el infierno. Y Dios lo dejó. Así, con el don de la libertad o libre albedrío que Dios da a cada ser humano, el hombre elige o decide qué hacer con su vida; con Dios, quien merece nuestra obediencia o sin Él y perderemos la salvación de vida eterna que él ofrece.

Dios ofrece un perdón para todo aquel que crea en su Hijo El Salvador del mundo, pero el hombre decide. Todos los seres humanos, dice la Biblia que están muertos en su pecado. No podían resolver este gran problema, ni con la religión, ni con otras prácticas y tendrían que enfrentar la condenación eterna del que los creó, pero Jesucristo venció el poder del pecado y al diablo el incitador del mal y el que seduce a los hombres a pecar, lo hizo Jesús con su propia muerte, pero gracias al poder de Dios quien lo resucitó al tercer día de muerto para darnos la seguridad que hay vida después de la muerte en el cielo con Dios.

Tú decides por Cristo o sin Él, atrévete a seguirlo y recibe el perdón por tus pecados; tendrás paz y seguridad de que tu alma ha sido salva y te espera la vida eterna con Dios en el cielo.

Lee Lucas 23:33-43