Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
2a. Carta del Apóstol Pablo a Timoteo 1:7
El apóstol Pablo era padre espiritual del joven Timoteo, le escribe una carta pastoral desde la prisión en Roma donde espera ser ejecutado, tiene nostalgia porque otros lo han abandonado sólo se encuentra Lucas que le está sirviendo, visitándolo en la cárcel. El apóstol Pablo desea ver a Timoteo, le insiste que cumpla con su ministerio para el que ha sido llamado y la tarea que el le ha encomendado. La fecha probable de la carta fue el año 64 del primer siglo.
Dios no quiere que sus hijos sean tímidos respecto a su carácter cristiano, la timidez provoca en el individuo vergüenza, sentirse acomplejado delante de otros, sin valor, los seguidores de Cristo e hijos de Dios no debemos ser tímidos en ninguna circunstancia, así como para dar testimonio de Cristo el Señor y Salvador en su vida; ser fieles, sin timidez compartir el evangelio de poder que se nos ha confiado como discípulos o creyentes en Cristo. El apóstol Pablo declara: “Yo no me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvar al judío como al gentil”. Hemos recibido espíritu de poder por el Espíritu Santo que está en la vida de cada uno y el nos guiará a toda verdad, pondrá en nuestra boca lo que tenemos que decir al no creyente para que tenga la valiosa oportunidad de creer y de ser salvo de la ira venidera y de la condenación eterna.
La tercera bendición que Dios nos da para cumplir con fidelidad es el amor para con todos creyentes y los no creyentes en Cristo, nuestra vida debe ser regida por el amor fraternal y el amor compasivo. Por la gracia de Dios hemos recibido la virtud del dominio propio para resistir ante las oportunidades de pecar, el enemigo de Dios, de Cristo y de nosotros está al acecho con sus diferentes tentaciones con el fin de que pequemos, desobedezcamos a Dios y entristecer al Espíritu Santo. Seamos fieles, usando estas virtudes que Dios el Padre nos ha prometido.
Lee 2 Timoteo 1:6-12