El salmista David hace esta declaración en la oración que escribió, (salmo 31:15). 

Y es una gran verdad, ya que la soberanía de Dios es incuestionable, tal vez batallamos para tratar de comprenderla, pero Él es justo. La vida del ser humano es breve, frágil e insegura. No nos agrada pensar en morir físicamente, pero el decreto soberano se ha escrito con fecha y hora de nuestra partida. De ahí que es muy importante administrar nuestra vida desde el punto de vista de Dios y si no podemos hacerlo pidamos sabiduría que Él nos la dará.

º Reconozcamos primeramente que nuestro tiempo de vida está en sus manos. Por lo tanto, tenemos que ser responsables con nuestra salud mental, física, emocional y espiritual en este año. 

º Dependamos de El con todo nuestro esfuerzo en sus promesas, en su palabra que es vida.

 º Y como el poeta David digamos: “En ti, Señor, busco refugio… Inclina a mí tu oído, y acude pronto a socorrerme. Sé tú mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación. Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza, dirígeme por amor a tu nombre…Me alegro y me regocijo en tu amor.” (Salmo 31). 

Reconozcamos que nuestros tiempos están en sus manos, sí, nuestra vida entera está en sus manos. Como dice el autor a la carta a los Hebreos: “Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: Nunca te dejaré; jamás te abandonaré”.

Así que podemos decir con toda confianza: El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal? (12:5,6)

Orando por ti.  

Salmo 31