1- Todo comenzó con Abel el hijo de Adán cuando sacrificio un cordero para Dios . . . Y a Dios le agradó…

2- Abraham estaba a punto de sacrificar a su hijo Isaac como un acto de obediencia a Dios; para que no muriera Isaac, Dios lo sustituyó por un cordero el cual fue sacrificado.

3- Cuando el pueblo de Israel estaba esclavizado en Egipto, el último día para su liberación, Moisés el líder, por las indicaciones de Dios le dijo al pueblo que esa última noche cada familia tenía que sacrificar un cordero, la sangre serviría para untarla en la puerta de su vivienda para que no muriera el hijo primogénito de cada familia por la espada del ángel vengador, el cordero sustituía al hijo primogénito. A partir de esa noche la pascua tendría que celebrarse cada año como una fiesta necesaria y sacrificarían un cordero por cada familia para ser perdonados por sus pecados.

Estos ejemplos mencionados eran una revelación para el futuro cuando el Mesías viniera. Juan el Bautista “cuando vio a Jesús que se acercaba a él, dijo: “Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo””(Juan 1:29), un año después que Juan dijo esto, Jesús fue crucificado en la fiesta de la Pascua como cumplimento de lo que había sido anunciado. Sería la víctima el cordero de la pascua, poniendo su vida como ofrenda por el pecado, por la culpa del ser humano, muriendo en su lugar.

Veamos: LA HUMILLACIÓN DEL SIERVO, según el profeta Isaías.

1- La humillación más profunda era hacerse hombre, porque “dejó su gloria, para venir a este mundo” (Filipenses 2:6), “Se hizo pobre, siendo rico” (2 Corintios 8:9). “Siendo rey, se hizo siervo” (Filipenses 2:7).

2- Sus sufrimientos (Isaías 53:2):

(a) “su rostro fue desfigurado”

(b) “su cuerpo maltratado y herido”

(c)  “su corazón traspasado”

3- Su tristeza (Isaías 53:3a):

(a) La tuvo por “el comportamiento humano” (53:5) “fue menospreciado” 53:3.

(b) “se llenó de tristeza por el abandono de sus amigos” (Mateo 26:38).

(c) “fue avergonzado públicamente” (53:9)

(d) “su tristeza se expresó con un grito” (Mateo 27:46) “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Continúa…

Lee Isaías 53:2-9