Para muchos o pocos la vida es un viaje, se inicia cuando salimos del vientre materno y después vemos por primera vez la luz de este mundo y avanzamos en el tiempo. Ciertamente, llega la etapa cuando nos sentimos inseguros, desprotegidos, sin propósito y en el devenir de cada día continua nuestra vida, sedienta y buscando lo que satisfaga nuestro ser y no lo encontramos hasta descansar en Dios, nuestro creador, sustentador y redentor.

El Salmo del viajero es el salmo 121, es parte de una unidad que incluyen 15 canciones del 120 en adelante. La primera trilogía son el 120,121 y 122, describe el regreso de los peregrinos judíos que regresan de Babilonia después de un largo exilio. Ven a lo lejos los montes de Israel y la ciudad de David, y cantan estos poemas. Este es un salmo muy querido por los judíos y por muchos creyentes en Jesucristo. Se trata de un poema que afirma una y otra vez su confianza en la fidelidad del Señor. Su vida está confiada plenamente en la protección de Dios. La palabra enfática del salmo es “Cuidar” (NVI), reitera una y otra vez el amoroso cuidado de Dios. Quitando toda sombra de duda, temor y ansiedad. “A las montañas levanto mis ojos; ¿De dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra”. Tres enseñanzas generales:

1ª. El SEÑOR AYUDARÁ, versículos 1 y 2: Cuánto necesitamos su ayuda cuando nos encontramos con necesidades no satisfechas, cuando nos encontramos en un entorno hostil, en una sociedad violenta.  Nos preguntamos ¿de dónde ha de venir mi ayuda? La respuesta correcta: “Mi ayuda proviene del SEÑOR”. Sinceramente los que confiamos en Él tenemos que aprender a vivir dependiendo de su ayuda.  Dios es Creador de todo, también es Sustentador y Redentor.

2ª. El SEÑOR ES FIEL, versículos 3 y 4: “No permitirá que tu pie resbale”. No se trata de engendrar un falso sentimiento de seguridad, sino de estimular una confianza firme en la fidelidad de Dios. Ninguna tentación vendrá que pueda destruirnos, pero es mejor la obediencia, porque Él no duerme, está pendiente de nosotros.

3ª. El SEÑOR CUIDARÁ, versículos 5-8: “El SEÑOR es quien te cuida, el SEÑOR es tu sombra protectora. De día el sol no te dañara, ni la luna de noche”. La presencia de Dios significa protección y abrigo para su pueblo contra cualquier fuerza natural que pueda amenazarlo.

No te olvides las promesas: “El SEÑOR te protegerá: de todo mal protegerá tu vida.  Desde ahora y para siempre”.

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