Evangelio de Lucas 13:22-30

En los evangelios hay advertencias de Jesús para sus oyentes y discípulos, así como para los lectores de cualquier época. Este pasaje del evangelio de Lucas es un ejemplo. Jesús durante sus tres años y 6 meses de ministerio, viajó en largas caminatas yendo de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, de aldea en aldea. En esta ocasión está viajando hacia Jerusalén y llegó a una de esas aldeas, alguien le preguntó: ¡Señor!, ¿son pocos los que van a salvarse? — “Esfuércense por entrar por la puerta estrecha” —contestó—, “porque les digo que muchos tratarán de entrar y no podrán” —El hombre que hizo la pregunta con toda seguridad no era judío, porque estos creían que el reino de Dios era solamente para ellos. La respuesta de Jesús debió haber sido una esperanza para el hombre y un golpe fuerte para los judíos. —Jesús está declarando que la entrada en el Reino de Dios no es de manera automática. Los que que deseen entrar tienen que esforzarse intensamente para entrar.

La palabra -esfuércense- es el mismo verbo del que se deriva la palabra agonía. El esfuerzo para entrar en el Reino debe ser tan intenso que pueda ser descrito como una agonía del alma y el espíritu.

Debemos tener cuidado del peligro de descuidarnos, porque en lugar de avanzar en la fe vamos en retroceso. Uno tiene que ir siempre hacia adelante. El camino Cristiano es como un sendero de montaña que sube hacia el pico aunque nunca podrá ser alcanzado aquí en este mundo. Alguien narró, que dos gallardos alpinistas murieron en El Monte Everest, decididos ir hacia la cima. En la tumba de uno de ellos se puso este epitafio: “murió subiendo.” Para un Cristiano la vida es siempre un camino hacia adelante y hacia arriba, cueste lo que cueste porque encontraremos obstáculos. —La gente se defenderá diciendo: “comimos y bebimos”. Hay algunos que piensan que como son miembros de una civilización cristiana todo está bien. Equivocados porque no necesariamente son cristianos.

El lamento de Jesús sobre Jerusalén es importante. Es bien claro de que Jesús fue una y otras vez a Jerusalén por lo que dice. No hay nada que duela más que ir a alguien ofreciendo amor y ver ese ofrecimiento rechazado y despreciado. La tragedia más amarga de la vida, es dar el corazón a alguien solo para que lo destroce. Eso fue lo que le sucedió a Jesús en Jerusalén, y él continúa viniendo a la gente y lo siguen rechazando. El hecho de rechazar el amor de Dios, será enfrentar el juicio y exponerse a su ira.

Lee Lucas 13:22-30