A pesar de los años que han transcurrido en mi existencia, nunca olvidaré aquellos días de niño, cuando tú, Madre querida me cuidabas. A veces hacía rabieta porque no quería comer lo que me ofrecías; con paciencia me animabas a tomar aquello, y cuando te colmaba esa linda actitud, ZAS, me dabas un manazo. Al ver tu rostro enojado, hacía el grandísimo esfuerzo por tragarme lo que tú querías. Cuando esa faena terminaba, volvías a ser la misma con una sonrisa de satisfacción porque habías logrado tu propósito; que tu niño no se fuera a la escuela con el estómago vacío, te preocupabas para que mi cuerpo en formación estuviera saludable. Te entristecías cuando me veías enfermo, te preocupabas en demasía, qué cariñosa eras, cómo te afanabas por todo y por todos los que formábamos tu familia. Nunca te quejaste de cansancio, o cuando te sentías enferma o cuando te preocupaba algún asunto, nunca te inconformaste por lo que no hacíamos bien, incluyendo a tu esposo. Que abnegada, considerada, responsable y digna de tu rol de esposa y madre.

Ahora puedo comprender lo que el sabio Salomón dijera: “Mujer ejemplar, ¿Dónde se hallará? Su esposo confía plenamente en ella…ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida… gustosa trabaja… decidida se ciñe la cintura y apresta para el trabajo…se levanta de madrugada, da de comer a su familia…tiende la mano al pobre, y sostiene al necesitado…se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el futuro…cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye lo hace con amor. Está atenta a la marcha de su hogar y el pan que come no es fruto del ocio. Sus hijos se levantan y la felicitan, también su esposo reconoce lo que hace.”

Mamá tu superaste a las otras mujeres. En mi mente de niño pensé que te tendría conmigo para siempre, ahora que ya no estás conmigo debo confesar que te extraño.  Sé por las promesas de Dios que he leído en su Palabra, que un día iré a vivir al cielo y ahí te veré; mientras ese día llega, descansa en paz, te lo mereces. Yo, seguiré recordando aquellos días maravillosos cuando estaba yo contigo, eso me motiva a ser feliz, responsable con los que me rodean imitando tu ejemplo. GRACIAS TE SIGO AMANDO.

En este día de festejo a las madre le pido a Dios, nuestro buen Dios, las bendiga.

Con mi aprecio sincero. 

Lee Proverbios 31:10-31