Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.

1a. Carta del Apóstol Pablo a los Tesalonicenses 5:16-18

El título de la reflexión, es un tanto cuanto difícil de comprender por las personas que están en algún padecimiento físico, emocional o financiero. La alegría, gozo o felicidad es una motivación por alguna experiencia agradable. Se disfruta de la alegría con la familia o amigos en una situación dada. Nos agrada la risa, el contentamiento en nuestra vida, esos momentos que valen la pena disfrutar. Pero, en medio de una situación difícil o que nos embarga pena y sufrimiento es muy difícil experimentar gozo, contentamiento o felicidad porque nuestro estado emotivo, nuestro pensamiento y estado físico están siendo afectados.

El apóstol Pablo no está siendo cruel con sus lectores al recomendar el gozo en medio de nuestras circunstancias adversas; tampoco no está equivocado porque el gozo del Señor debe estar presente en nuestra vida cada día. Nuestras oraciones a Dios son sumamente valiosas, son necesarias y valiosas porque nos sostienen mientras estamos en ese trance difícil. En medio del dolor o de las circunstancias adversas agradecer a Dios por ellas nos es difícil, pero trae la paz de Dios en cualquier situación. Esto es el poder de la gratitud; lo recibimos y nos sentimos fortalecidos. Dios quiere que tengamos su gozo o alegría.

Gracias a diversos estudios, podemos saber que ser agradecidos tiene al menos cuatro efectos en las personas:

Mejora la salud física. Mejora el sueño. Estimula el sistema inmune disminuyendo las enfermedades. Aumentando la felicidad.

Al ser agradecidos la paz de Dios llega a la persona, es lo que asegura el apóstol Pablo. Tengamos el gozo del Señor, depender de Él por medio de las oraciones y ser agradecidos.

Lee 1 Tesalonicenses 5:16-18