La ciudad de Tesalónica fue fundada en el año 316-315 a.C. por el Rey Casandra de Macedonia. Le dio el nombre de su esposa Thessalonike Tesalonica, ahora se le llama también Salónica. La ciudad está ubicada en el norte de Grecia, cerca del Mar Egeo, fue capital de Macedonia, imperio romano. A inicios del siglo XX habían 120 mil habitantes, actualmente más de un millón. El apóstol Pablo fundó la iglesia en Tesalónica en su segundo viaje misionero (Hechos 17) compuesta por judíos y griegos devotos y mujeres nobles. Los hermanos cristianos sacaron de la ciudad al apóstol Pablo, a Silas y a Timoteo porque los querían matar y se fueron a Berea, después a la ciudad de Atenas y posteriormente a la cuidad de Corinto.
Desde Atenas el apóstol envió a Timoteo a Tesalónica porque estaba preocupado por los cristianos que estaban siendo perseguidos por su fe. Posteriormente les envió esta carta la cual fue escrita en la ciudad de Corinto en el año 51. Muchos de los creyentes se sentían desconsolados por la muerte de seres queridos, otros vivían en forma desordenada, otros más querían regresar a las practicas paganas, sufrían persecución por su fe en Cristo. El apóstol Pablo con su corazón de pastor les escribe para felicitarlos por su fe, darles algunas recomendaciones y también los exhorta. El los amaba, deseaba verlos, oraba por ellos y buscaba información sobre la situación de ellos.
Un pastor, no importa donde esté o en qué circunstancias, estará pensando y orando por el bienestar de sus ovejas. El apóstol Pablo, en esta carta los alienta con espíritu de pastor. Estaba ansioso por saber de ellos y envió al joven Timoteo para que trajera información de ellos, animarlos, fortalecerlos en la fe, además para que nadie fuera turbado o convencidos de dejar a Cristo por causa de los problemas.
El desaliento puede invadir al cristiano, poner en duda su fe y bajo presiones convencerlo de que es mejor negar la fe en Cristo, esto se agrava más si es un nuevo creyente. Quizás en tono suave y afectuoso, pero con firmeza, el apóstol Pablo les recuerda que los seguidores de Cristo que están expuestos a tribulaciones. La aflicción no es un accidente, sino parte de la vida cristiana. Sufrir por Cristo es una prueba necesaria, en esa prueba se afirma y confirma la fe verdadera. El hecho es que hay que ser fieles aunque estemos expuestos a morir (Apocalipsis 2:10). Tenemos que resistir.
Continúa…
Lee Hechos 17:1-15