En el Nuevo Testamento fue Jesús quien llamó por su nombre a ciertas personas: 

ZAQUEO, era un judío, recaudador de impuestos para el imperio romano, el hombre era rico, también era despreciado, deseaba conocer a Jesús, cuando cruzaba la ciudad de Jericó seguido de una multitud, pero era de baja estatura, se subió a un árbol para poder verlo, sorpresa, Jesús miró hacia el árbol y le dijo: “Saqueó, baja en seguida. Tengo que quedarme hoy en tu casa.” — Se bajo en seguida y, muy contento, recibió a Jesús en su casa.— Llovió la crítica sobre Jesús de ir a hospedarse en la casa de un pecador. La salvación de su vida llegó a Saqueó por un genuino arrepentimiento de sus pecados y abusos con el pueblo. Jesús lo confirmó: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa.” “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:1-10).

El propósito de Jesús para Saqueo era rescatarlo, redimirlo, darle la salvación. Y para que fuera de testimonio entre los suyos, y en su ciudad. El llamamiento de Cristo no solo es para salvación sino para participar en su obra evangelizadora. A ti te escogió, llamó a otra persona para que en obediencia te buscara y fueras salvo y lo siguieras.

MARIA MAGDALENA

Estando en el sepulcro donde habían colocado el cuerpo de Jesús, después de la crucifixión, ella como otras mujeres fueron para ungir el cuerpo, ella se quedó sola en presencia de dos ángeles, cuando Jesús se apareció, ella no lo reconoció, hasta que Jesús la llamó por su nombre: María, y ella exclamó Maestro (Juan 20:10-18). El propósito de Jesús con esta mujer era que creyera en su resurrección y fuera testimonio para otros, incluyendo a los discípulos de Jesús. Y así lo hizo.

Continúa…

Lee Lucas 19:1-10, Juan 20:10-18