“…porque uno es su Maestro, el Cristo y todos ustedes son hermanos.”
Evangelio de Mateo 23:8
Jesús de Nazaret acababa de terminar su acusación a los escribas y fariseos, respecto a la cátedra de Moisés, ellos eran los maestros de las enseñanzas, además su interpretación. Les dijo a sus discípulos y a los oyentes que estaban reunidos. “Así que ustedes deben obedecerlos y hacer todo lo que les digan. Pero no hagan lo que hacen ellos, porque no practican lo que predican” (Mateo 23:1-3)
Jesucristo fue el Maestro por excelencia, reconocido por el poder de la palabra que emanaba de sus labios. “La multitud lo escuchaba de buen agrado” …” (Marcos 12:37) “Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genezaret, y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dios” (Lucas 5:1). “Nunca nadie ha hablado como ese hombre declararon los guardias” (Juan 7:46). Hay más testimonios en los Evangelios sobre la enseñanza de Jesús, sus discursos, predicas y sus apologías.
¿Cuál era el secreto de Jesús respecto al poder de su enseñanza? Su congruencia en la práctica de lo que enseñaba, no así los escribas y fariseos. El cumplió con todos los requerimientos de la ley, la hizo más eficiente en la práctica. Su testimonio de vida fortalecía su mensaje.
El que tiene vocación de maestro, educador, profesor o mentor, debe enseñar justa, acertadamente, sin prejuicios, sin tendencia a lo que cree y no practica. Los maestros deben ser humildes como Jesucristo, pacientes, tolerantes a los errores de sus discípulos y expresivos en el reconocimiento que se debe dar a los alumnos, además fraternales, afectuosos y crear amistad con los alumnos. Hay maestros que se entregan con toda pasión a su vocación, son responsables y se empeñan a ayudar a sus alumnos o discípulos. Bien por eso. Lo mismo en lo secular como en el ministerio de la palabra de Dios.
Nuestra oración por todos los maestros y sobregratitud por los que enseñan en la Casa de Dios. Los felicitamos, que el Señor bendiga y premie su esfuerzo. FELIZ DIA DEL MAESTRO.
Lee Mateo 23:1-12