Un niño es una persona. Puede ser herido o inspirado. Su espíritu puede ser quebrantado o elevarse a las alturas. Él o ella es una creación de Dios, impresionable, flexible, confiada a los padres para amar, criar y entrenar. El niño nace con una voluntad propia que dice: <<Haré lo que quiero>>. Está totalmente orientado hacia sí mismo. La responsabilidad de los padres cristianos es guiar a los hijos de la voluntad propia a la voluntad de Dios. Los niños que nunca rinden su voluntad a sus padres tienen una gran dificultad en someter su voluntad a Dios y aceptar a Jesucristo como la más alta autoridad en la vida. si un joven rinde su voluntad desafiante a sus padres desde temprano en la vida, será más fácil que acepte libremente el señorío de Jesucristo en su vida al momento de conversión.
Jesús dijo: <<Entonces dijo: ―Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos>>. (Mateo 18:3).
En su libro “Cómo criar a un niño difícil”, el Dr. James Dobson nos habla de una obstinada niña de tres años que rehusó obedecer una orden directa de su madre. Ella dijo: << ¿Sabes? ¡Tú solo eres mi mamá!>> Ahora sonreímos ante una afirmación tan infantil, pero si se deja pasar sin reparo en los años de crecimiento, tal desafío más tarde será expresado en términos que herirán aún más profundamente. Recientemente, cuando caminaba frente a un hogar en mi vecindario, escuché una madre y a su hija adolescente gritándose una a la otra desde una ventana en el segundo piso. La hija gritaba a su madre: <<¿Quién te crees que eres?>> ¡Qué trágico! La madre de la adolescente, y probablemente su padre también, habían fracasado en asumir el liderazgo paterno desde temprano en la vida de esa jovencita. La madre estaba cosechando un vendaval de desafío voluntarioso y rebelión.
Los niños siempre retan el liderazgo paterno. Cuestionarán los límites que usted establezca y probarán su paciencia con desafíos infantiles a su autoridad. Cuando la voluntad de un joven se enfrenta con la voluntad del padre (y esto sucede a diario), es imperativo que el padre gane. De otra manera, el niño asume autoridad sobre el padre.
Los padres son líderes naturales de las familias. Los hijos lo seguirán si los padres, especialmente los papás, muestran un fuerte liderazgo que honra a Cristo.
Continúa…
-Dr. Pablo A. Kienel (Extraído del ensayo El Liderazgo de los Padres)