La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén es el evento que marca el comienzo de la semana de la pasión. Su importancia resalta por el hecho de estar relatada en los cuatro evangelios, de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Para ellos era de suma importancia que se narrara.

La Pascua, Pentecostés y la fiesta de los tabernáculos eran las Tres fiestas obligatorias de los Judíos. Los judíos de todo el mundo llegaban a Jerusalén para la Pascua. Miles de personas venían de otros países y ciudades de Israel para asistir a la Pascua. Hay otras fiestas como la de las enramadas, la de Purim y la de Januca y otras más. El viernes por la mañana de esa última semana Jesús venía de la ciudad de Jericó  y lo seguía una gran multitud, en el camino realizó el milagro en los dos ciegos los sanó instantáneamente, el sábado en el calendario judío comienza el viernes a las 6 de la tarde. Jesús y sus discípulos tuvieron que ir a descansar en Betania en casa de su amigo Lázaro. En la manera de la narración del apóstol Juan, el nota el tiempo de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén; en la noche fue ungido con un perfume muy costoso, al otro día se fue a Jerusalén faltaban cinco días para la Pascua, la entrada triunfal fue el primer día de la semana o domingo.

Se detuvo en la entrada del pueblo llamado Betfagé (casa de los higos verdes). “Le trajeron un asno o burro” y montó sobre el, esto fue lo que había declarado el profeta Zacarías: “Alégrate mucho hija de Sión. Grita de alegría, hija de Jerusalén. Mira, tu rey viene hacia ti, Justo, Salvador y Humilde, viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna” (9:9).  Las noticias corrieron por todas partes  que Jesús venía a Jerusalén. Mucha gente que había venido a la fiesta salieron a recibirle y mientras iban tomaban ramas de palmeras (el símbolo del triunfo de un rey) y gritaban “hosanna”  ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Bendito el Rey de Israel”, era la repetición del Salmo 118:25,26 compuesto para la fiesta de los tabernáculos (Nehemías 8:14-18).  De modo que la gente estaba llena de una elevada expectación. Después de lo sucedido en Betania ellos veían en Jesús al Héroe Vencedor, el Ungido, el Libertador y lo aclamaban como tal. Por este acto que realizó Jesús, estableció su derecho de ser: (1) el Mesías, el Ungido de Dios. (2) La Acción también lo identificó como un Mesías espiritual y no militar, montar un asno, era característica de un hombre noble y en el caso suyo, humilde (Jueces 10:4; 2 Samuel 17:23; 19:26). El escritor Lucas relata que cuando Jesús vio la ciudad lloró por ella (Lucas 19:41-44) Jerusalén, Jerusalén….

Mientras sucedía todo eso, “al principio”, estaba más allá de la comprensión de sus discípulos, “pero cuando Jesús fue glorificado” (16) las piezas del enigma se acomodaron y los discípulos comenzaron a comprender.

La glorificación de Jesús sin duda tiene dos significados en Juan: (1) Una se refiere a su exaltación por el camino de la Cruz (12:23-25; 13:31-32). (2) La otra exaltación es su resurrección (12:32); Jesús regresó al Padre, y él envió al Paracleto, el Espíritu Santo (16:7), lo cual demostró “la naturaleza espiritual de la soberanía del Señor”.

Continúa…

Lee Juan 12:12-19