El título parece un dicho mexicano, pero no lo es; fue escrito por Salomón en su libro proverbios (16:1). Es una verdad que nos advierte la manera de proceder en nuestros planes y aun en la administración de nuestra vida.
Nuestras proposiciones en la vida deben proyectarse en concordancia con la voluntad Divina. En el verso tres el sabio recomienda: “Pon en manos del Señor todas tus obras y tus proyectos se cumplirán”. A Dios como Padre le interesa nuestro bienestar, por eso es importante nuestra dependencia en Él con humildad, porque el escritor de Proverbios agrega sobre el asunto que: “El Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura no quedarán impunes” (v.5) Con el Señor no hay impunidad, Él ve de lejos a los altivos, aunque sean sus hijos. Pongamos en sus manos nuestros planes, anhelos y decisiones.
Respecto a la vida física hagamos lo mismo. En su carta universal Santiago dice: Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: “Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad pasaremos allí un año, haremos negocios, y ganaremos dinero” ¡Y eso que ni siquiera saben que sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla que aparece por un momento y luego se desvanece. Más bien, deberían decir: “Si el Señor lo permite, viviremos y haremos esto o aquello” Pero ahora se jactan en sus fanfarronerías. Toda esta jactancia es mala. (4:13-16) “Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes”. (4:6) Muy comprensible la advertencia. Nuestra vida física es muy frágil, es por ello que debemos tomar consejos de las Escrituras Sagradas y aplicarlos a cada área de nuestra vida, así actuaremos en obediencia, viviremos tranquilos, tendremos seguridad y viviremos en el gozo de Cristo. El Señor desea tu prosperidad, pero la vida vale más que lo material.
Lee Santiago 4:13-17